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Camino a Galipán - Foto Leonel (whoopy.com) |
En estos días en los que se cuela el frío por debajo de las cobijas, uno lo que piensa es en algo calentito... y no salir de las cobijas. Por supuesto, en una mañana fría lo primero que se hace es colar un cafecito que reconforte para continuar con las faenas del día. Pero como éstos son días de "pacheco", apetece algo más.
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Flores de Galipán - Foto Blanca E. Avila |
Las mañanas neblinosas y frescas del valle de Caracas me ponen nostálgica. Cuando realmente bajaba la neblina del Avila y no había "neblina" salida del carburador. Diciembre y Enero eran días en los que uno "fumaba" con el aliento al soplar en el aire, y abrigados hasta la coronilla, se decía que "bajó Pacheco", haciendo referencia al legendario personaje que bajaba de Galipán, con su carga de flores y hortalizas para el mercado, trayendo el típico frío de las navidades caraqueñas... recuerdos de mi infancia y añoranzas de otros tiempos.
Pues sí, para estas mañanas lo que provoca es algo calentito y reconfortante, un caldito, además de un café con leche, o una arepa recién salida del budare... un caldito como los que hacía mi suegra para el viejo, allá en San Cristóbal. Sí, una pisquita con galletas como la comía mi suegro. Es un desayuno sencillo que se puede acompañar con otras cosas a gusto del comensal.
Ingredientes:
1 lt de caldo de pollo bien concentradito (¡que sepa a pollo!)
2 papas medianas cortadas en cubos
1 rama de celery picadito (hojas y tallo)
2 ajos machacados
1/2 cebolla cortada en tiras
2 ramas de cilantro picadito
1 taza de guargüeritos (pasta corta)
2 huevos batidos
- sal y pimienta al gusto
- galletas de soda para acompañar
Como ya tenemos el caldo hecho, lo que necesitamos es ponerlo a hervir con las papas para que ablanden. A mitad de camino se le agrega la cebolla, el ajo y el celery, y salpimentamos. Cuando las papas estén blandas se agrega la pasta y se deja cocer hasta que estén al dente. En este momento se añade el cilantro y se comprueba sazón. Se echa el huevo lentamente formando hilillos, ayudándose de un tenedor para ello, y se tapa, por unos minutos para luego apagar el fuego y dejar en reposo, brevemente, ya que se toma calentito. Si se enfría mucho (eso depende de lo que "apriete" pacheco) se le da un golpe de candela sin dejarlo hervir.
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Niebla de la montaña - Foto: Mariana Escobedo |
Se sirve con una cucharadita de mantequilla y la galleta desmoronada por encima o aparte para que el comensal la coma como desee. Así, con el café caliente de las mañanas y una pisquita sabrosa, nos preparamos para enfrentar ese "pacheco" que baja de la montaña.
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